Cigarettes & Alcohol


“Hay rubias y rubias, y en estos días la palabra rubia es casi un chiste. Todas las rubias tienen algo bueno, quizá con la excepción de las rubias metálicas, que bajo el tinte son tan rubias como un zulú, y cuyo carácter es tan blando como una acera. Está la pequeña rubia guapa. Que pía y gorjea, y la gran rubia escultural, que te pone en su lugar con su gélida mirada azul. Está la rubia que te mira con reverencia, perfumada y reluciente, que se cuelga de tu brazo y siempre está cansada, muy cansada, cuando la llevas a casa. Hace ese gesto de indefensión y tiene esa maldita jaqueca, y tú tienes deseos de darle un puñetazo, pero te alegras de haber sabido lo de la jaqueca antes de haber invertido demasiado tiempo, dinero y esperanzas en ella. Porque la jaqueca siempre estará ahí, un arma que nunca pierde su eficacia, y es tan letal como una daga o la ampolla de veneno de Lucrecia de Borgia”.

Raymond Chandler

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